LA PELOTA Y LA MUJER

Se puede observar que a lo largo de la historia, los hombres y las mujeres no han sufrido una igualdad en cuanto al deporte, entre otras cosas (Fernández-Lasa y Usabiaga, 2019). En las últimas décadas han intentado acceder a la pelota al igual que los hombre, que en un pasado en ese mundo únicamente pertenecía ha dicho género (Abrisketa, 2013). Han existido diferentes conflictos por el simple hecho de que dichas mujeres intentarán meterse en el mundo de la pelota donde ya hemos mencionado que tenían el poder los hombres (Abrisketa, 2013).

A día de hoy nos encontramos con que hay niñas que entrenan y compiten contra los chicos, esto suele darse hasta los trece años, puesto que estas a partir de dicha edad dejan de practicarla, especialmente la modalidad de mano (Abrisketa, 2013).

En cuanto a la pelota mano, nos encontramos con que no existe ninguna categoría, ni amateur ni profesional, femenina (Abrisketa, 2013). Esto se ve afectado por la falta de participantes femeninas por lo que conlleva a que estas compitan en categorías masculinas, salvo en las profesionales.

El hecho de que estas jugadores dejen el presente deporte no es el por un bajo rendimiento sino por la influencia de su alrededor, por lo que no se puede decir que se de por decisión personal (Abrisketa, 2013).

A pesar de que en el caso femenino, se den una gran cantidad de abandonos como para que no se puedan crear las ya mencionadas categorías femeninas, existen personajes femeninos que siguen realizando dicha práctica al sobrepasar la franja de los trece años (Abrisketa, 2013).

Según Fernández-Lasa y Usabiaga (2013), “El proceso de cambio no es fácil, ya que las mujeres deben superar prejuicios sexistas y los estereotipos de género, que se acentúan aún más en los casos que estas participan en los deportes denominados ‘masculinos’”.

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